domingo, 14 de noviembre de 2010

LOS VEINTE LIBROS DE LA LUNA

    No sé muy bien lo que son los libros de bibliófilo, pero deben existir, porque con frecuencia se encuentra en los catálogos de librerías anticuarias una amplia miscelánea bibliográfica clasificada bajo el término “Bibliofilia”, uno de los muchos que junto a otros como “Americana”, “Guerra civil” o “Clásicos” integra ese tesauro empírico que los libreros anticuarios vienen formando desde hace décadas. Evidentemente, existen los libros impresos desde el siglo XIX por sociedades de bibliófilos, pero no son éstos los que suelen aparecer clasificados en los catálogos de tal manera, sino libros editados con particular cuidado, o con voluntad artística, o libros de lujo. Quizás porque las antiguas sociedades de bibliófilos, aún preocupadas por hacerlo con cierto cuidado formal, no pretendían editar libros particularmente lujosos, sino libros imposibles de encontrar o que no interesaban a casi nadie, y por ello tampoco a las editoriales comerciales. Esta debe ser una de las razones que explican la desaparición de estas sociedades: ahora se edita todo. Sólo hay que darse un paseo por cualquier feria del libro para comprobarlo. Aunque recordando cierta aldea gala cabría preguntarse: ¿Todo?  
    Todo no.
    Todavía hay quien se empeña, como aquellas sociedades de bibliófilos, en llevar a la imprenta lo que no se puede encontrar o no parece interesar a casi nadie.

   En 1985 llegó a Japón una joven catalana de 29 años. Se llamaba Montse Watkins. Por aquel entonces de la cultura japonesa se sabía poco, de la literatura menos y el sushi no estaba de moda. En las librerías españolas se podían encontrar unas cuantas novelas de Mishima, y buscando mucho, alguna de Kawabata, Tanizaki o Endo. Se empezaba a editar algo de poesía, y sin internet, era imposible hallar las traducciones de Kazuya Sakai publicadas en Buenos Aires o México 20 años atrás. Al desinterés por la literatura japonesa, las editoriales españolas añadían la traducción indirecta de muchas de estas obras a partir del inglés, el alemán o el francés. Baste decir que la traducción del Pabellón de oro, de Yukio Mishima, está firmada por Juan Marsé, célebre por otras razones pero creo que no por su dominio de la lengua japonesa.
    Inmersa en aquella cultura, y quizás decepcionada por este escenario, Watkins profundizó en el aprendizaje de la lengua mientras trabajaba como corresponsal de prensa para diversos medios españoles. Después decidió empezar a traducir. El resultado de ello fue una editorial que recibió el nombre de Luna Books. 


    Entre 1994 y 2000, desde la ciudad de Kamakura, Luna Books publicó 19 libros en castellano con traducciones de Watkins, Fernando Rodríguez Izquierdo y Elena Gallego Andrada. Eran en su mayoría obras de autores de inicios del siglo XX como Soseki Natsume, Osamu Dazai o Ryunosuke Akutagawa. De las generaciones inmediatamente anteriores a los autores más conocidos aquí. De los que explicaban al poco informado lector español que Mishima, Kawabata o Tanizaki habían salido de alguna parte.
    Los libros de Luna Books se editaban humilde y dignamente. Nunca se distribuyeron bien en nuestro país, aunque sí debieron serlo en Japón entre la comunidad emigrada de habla hispana y los círculos de estudiantes de español. Hace bastante pude encontrar uno de ellos, la tercera edición del Tren nocturno de la vía láctea, de Kenji Miyazawa. Aunque lo hubiera publicado hace muchos años la Sociedad de Bibliófilos Españoles, no lo tendría en mayor aprecio. 
    Montse Watkins, que es descrita por quienes la conocieron como una persona activa y muy vitalista, murió hace ahora 10 años, a la edad de 45. Cinco años después Luna Books publicó un último libro, La almohada de hierba, de Soseki Natsume. La traducción aparecía firmada por Watkins y Shigeko Suzuki, que, imagino, la completó. Hacía, creo, el número veinte. 


8 comentarios:

  1. Interesante información. Desconocía la existencia de esa editorial, y la suya me parece una labor muy loable. Lástima que no conociese la difusión que merecía.

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  2. Hasta donde yo sé, estas ediciones son bastante desconocidas, incluso para los lectores interesados en la literatura japonesa. El tema de las traducciones ha mejorado mucho en los últimos años, e incluso se dan paradojas, como que los tres libros de Natsume que había publicado ya este sello han vuelto a ser traducidos recientemente del japonés. Sin embargo (por poner un ejemplo) dos editoriales distintas se lanzan a publicar un gran clásico que estaba sin traducir como Genji Monogatari, lo sacan a la vez, y ambas a partir de ediciones inglesas. Curioso.

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  3. Hola, un saludo a la distancia desde Chile.
    Interesante el Blog felicidades.
    Espero que visites mi Blog y Web.

    Librería Virtual Anticuaria El Viejo Libro.
    Edward Contreras.
    www.elviejolibro.com

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  4. Estimado Urzay.

    Nos dejas un apunte muy interesante y que da pie a una serie de reflexiones.

    Yo tampoco se a ciencia cierta a que se refieren con libros de bibliófilo, personalmente la única razón para atreverme a auto definirme como bibliófilo se debe a que considero la palabra en su sentido más amplio: soy un amante de los libros. Por supuesto que cada uno guarda sus querencias particulares, pero en el fondo se encuentra el reconocimiento a la maravilla que representa el libro y al esfuerzo que encontramos atrás de cada una de estas creaciones. La historia de Luna Books que hoy nos haces el favor de compartir es un magnífico ejemplo.

    Es una verdadera desgracia que falleciera tan joven Montse Watkins.

    Saludos bibliófilos

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  5. Un apunte de un lirismo magistral y con unas informaciones de primer orden.
    Es curioso que con las pocas pinzeladas que das de Montse Watkins nos haya estremecido su fallecimiento sin conocerla ni conocer su titánica labor enmedio del panorama que describes donde se publica todo, pero no con acierto.

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  6. Gracias por tu interés en el blog, Edward.

    Marco, sobre el tema de los libros de bibliófilo estuve tentado de poner que los libros de bibliófilo eran todos los libros. Después recordé un paseo hace poco por una feria del libro y se me pasó la tentación. Dejémoslo en casi todos.

    Galderich, me alegra mucho que te haya gustado. Sobre Luna Books, que comentáis ambos, queda una página web como suspendida en el tiempo, donde están casi todos los libros que hicieron. Voy a enlazarla a continuación. Se pueden leer también las reflexiones de Montse Watkins y Elena Gallego sobre su trabajo en dos artículos publicados en un boletín académico hispano-japonés de los años 1998, vol.X y 1999, vol.XI, cuyo archivo voy a enlazar igualmente.

    http://www.jca.apc.org/gendai/kikan/lunabook/luna.html
    http://www.canela.org.es/cuadernoscanela

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  7. Emotivo artículo... desconocía la editorial, la figura y la obra, seguro que toda ella singular, de Montse Watkins. Gracias por ofrecernos esta información.

    A veces, como en este caso, es el desconocimiento. En otras, como dice Azorín en La Voluntad, todo lo humano acaba “... disgregándose en la Nada, perdiéndose en la inexorable y escondida corriente de las cosas”.

    ¡Buen fundamento para comprender porque ya no existen las sociedades de bibliófilos!

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  8. Vivi en el Japón en los años 1998 a 2003, y claro me encantaba leer las notas de Montse en el semanario International Press en español, tanto que las guardo aun, y las releo de vez en cuando

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