Rara vez, al leer poesía del Renacimiento, pensamos en ello como algo distinto a una lectura. Y sin embargo, no pocos de esos poemas fueron difundidos entre sus contemporáneos en forma musical. Viene esto a cuento de un concierto al que asistí hace unas semanas, en el que se interpretaron composiciones para vihuela y voz de los Tres libros de música en cifra para vihuela de Alonso de Mudarra.
Que las entradas fueran tan buenas después de haberlas adquirido en el último momento ya anunciaba lo que nos íbamos a encontrar al entrar en la sala: éramos cuatro gatos. Y como para cualquier músico debe ser muy poco estimulante tener que empezar a tocar ante un auditorio tan escaso, con un poco de vergüenza ajena todos los que estábamos tratamos de hacer bastante ruido aplaudiendo según entraron los dos componentes del grupo El cortesano, Ariel Abramovich, vihuelista, y José Hernández Pastor, contratenor. Bastante absurdamente quizás, porque en cuanto comenzaron a sonar las canciones del libro III de Mudarra todo pareció adquirir un sentido, como si ese vacío de la sala hubiera sido una condición necesaria para una interpretación tan intimista. Algo más habituado a escuchar este tipo de repertorio en contextos más ambiciosos, me fascinó esta interpretación desnuda de todo, con tan pocas pretensiones y tanta delicadeza. El programa estaba concebido en series de tres canciones, precedidas la mayoría de las veces por una pieza instrumental. Se escucharon así seguidas, ente otras, las adaptaciones musicales del famoso épodo II de Horacio, Beatus ille, el soneto CCLXXII de Petrarca, La vita fugge, y el soneto VI de Garcilaso, Por ásperos caminos, o en otra secuencia, la primera de las Heroidas de Ovidio, un soneto de Sannazaro, O gelosia, d’amanti orribil freno, y la canción II de Boscán, Claros y frescos ríos. Me hubiera gustado ilustrar esta entrada con alguna de ellas, particularmente con el soneto de Garcilaso, pero como no ha coincidido que estén disponibles en la red voy a hacerlo con la canción segunda de Boscán, en una interpretación que me gusta algo menos. Alonso de Mudarra puso música sólo a la primera estancia de esta canción, que se ha transmitido con algunas variantes. El texto que reproduzco es el editado por López de Sedano en El Parnaso Español, Madrid, 1774,VIII, pp.387-393.
Que las entradas fueran tan buenas después de haberlas adquirido en el último momento ya anunciaba lo que nos íbamos a encontrar al entrar en la sala: éramos cuatro gatos. Y como para cualquier músico debe ser muy poco estimulante tener que empezar a tocar ante un auditorio tan escaso, con un poco de vergüenza ajena todos los que estábamos tratamos de hacer bastante ruido aplaudiendo según entraron los dos componentes del grupo El cortesano, Ariel Abramovich, vihuelista, y José Hernández Pastor, contratenor. Bastante absurdamente quizás, porque en cuanto comenzaron a sonar las canciones del libro III de Mudarra todo pareció adquirir un sentido, como si ese vacío de la sala hubiera sido una condición necesaria para una interpretación tan intimista. Algo más habituado a escuchar este tipo de repertorio en contextos más ambiciosos, me fascinó esta interpretación desnuda de todo, con tan pocas pretensiones y tanta delicadeza. El programa estaba concebido en series de tres canciones, precedidas la mayoría de las veces por una pieza instrumental. Se escucharon así seguidas, ente otras, las adaptaciones musicales del famoso épodo II de Horacio, Beatus ille, el soneto CCLXXII de Petrarca, La vita fugge, y el soneto VI de Garcilaso, Por ásperos caminos, o en otra secuencia, la primera de las Heroidas de Ovidio, un soneto de Sannazaro, O gelosia, d’amanti orribil freno, y la canción II de Boscán, Claros y frescos ríos. Me hubiera gustado ilustrar esta entrada con alguna de ellas, particularmente con el soneto de Garcilaso, pero como no ha coincidido que estén disponibles en la red voy a hacerlo con la canción segunda de Boscán, en una interpretación que me gusta algo menos. Alonso de Mudarra puso música sólo a la primera estancia de esta canción, que se ha transmitido con algunas variantes. El texto que reproduzco es el editado por López de Sedano en El Parnaso Español, Madrid, 1774,VIII, pp.387-393.
Hasta la fecha, Abramovich y Hernández Pastor han publicado dos discos, el primero, el Parnasso, dedicado al libro de música del mismo nombre del vihuelista vallisoletano Esteban Daza. El segundo, Si me llaman, al Libro de música de vihuela del salmantino Diego Pisador, muchas de cuyas composiciones permanecían hasta hace pocos años sin transcribir a notación moderna. Según parece, algunas se graban por primera vez en este disco, del que sí aparecen dos canciones en Youtube, en vídeos difundidos por su compañía discográfica, cuya web ofrece libremente las letras. Como casi todos los textos del libro de Pisador, forman parte de un repertorio poético más popular. Los dos se encuentran registrados con varias fuentes en el Nuevo corpus de la antigua lírica popular hispánica. En mi desautorizada opinión, ambos vídeos justifican esta entrada. Al salir, una chica con uniforme tenía una caja de cartón con bastantes ejemplares de este disco. Ni que decir tiene que compré uno.
Urzay.
ResponderEliminarGracias por compartir estas hermosas composiciones. La belleza de la música aseguraba la continuidad sin tener que depender del papel.
Me da mucho gusto saber que el libro de Magrit Frenk también es consultado por allá. Recuerdo que durante la presentación, algún necio cuestionó la utilidad de la obra... Tiempo al tiempo
Saludos bibliófilos.
Felicidades por el concierto y el disco y gracias por esta entrada.
ResponderEliminarMe alegro de que os haya gustado, ya somos algunos gatos más. El libro de Frenk me parece tremendamente útil. Y vaya trabajo... Un saludo a los dos
ResponderEliminarUrzay,
ResponderEliminarNo hay mayor placer que la música renacentista o barroca en un ambiente propicio. Si no hay público peor para los que se lo pierden.
Una muy buena entrada con vídeos ilustrativos de la emoción.
Una excelente idea de compartir música y poesia.
ResponderEliminarQuatro gatos. Sin embargo, qué privilegio poder escuchar a esta música en ambiente tan intimista!
A propósito de Petrarca, me recuerdé de un viejo CD:
"In morte de Madonna Laura : madrigal cycle after texts of Petrarca" / Huelgas Ensemble ; dir. Paul van Nevel. [S.l.] : VivArte Sony Classical, cop. 1991.
Muchas gracias y un saludo.
La recuperación de la lírica en su forma genuina musicada es una tarea complicadísima, dicen los expertos, que, por lo que veo, añade a a la dificultad de recuperación, la poca aceptación entre el público mayoritario hoy. Si lo primero es un problema de investigación, lo segundo lo es de educación estética, me temo que, en este segundo caso, vamos cuesta abajo. Y si además aplican criterios mercantiles a elementos culturales, pues terminarán por dejar fuera todo lo que no reporta ganancia (los cuatro gatos que disfrutasteis del concierto). Lo de criterios mercantiles para la cultura y otras actividades (la alta investigación, por ejemplo) es algo que deberíamos combatir sistemáticamente, argumentando siempre que podamos.
ResponderEliminarLola Josa y Mariano Lambea (trabajan en Barcelona), entre otros, están publicando cancioneros de los siglos xvi-xvii, con las tablaturas musicales. En 1998 se impulsó la tarea (por cosas del centenario) y se publicaron medio centenar de discos, luego desaparecidos del mercado.
Me gustaría añadir que Margit Frenk ha publicado en México una sefunda edición de su "Corpus", la primera inauguró una nueva colección en Castalia. Fue el libro polémico, en efecto, al comienzo (hay una tremenda reseña de otro gran musicólogo, Daniel Devoto, en el Bulletin Hispanique). Creo que la dificultad de uso del corpus estriba en que los ejemplos se presentan fuera de su contexto, el que los envuelve y los explica. Claro que, ¿de qué otra manera hubiera podido hacerse?
Excelente la entrada me ha aprecido a mí también; y como siempre, de una propiedad y rigor encomiables.
Galderich, Sofía, desde luego, el ambiente no podía ser mejor. Y muchas gracias por la recomendación discográfica, que seguiré.
ResponderEliminarPablo, la distinción que haces entre investigación y educación creo que centra muy bien el problema. En mi opinión ambas están relacionadas. Hace un par de días, en una entrevista de un periódico, una pianista china notaba que el público que asiste a los conciertos de música clásica en Asia o EE.UU es mucho más joven que el que asiste en Europa. Algo debemos estar haciendo mal. Y después, está claro que falta investigación. Voy a poner un ejemplo que se me ocurre ahora. Recuerdo haber leído en su día en la muy reeditada biografía de Felipe II, de Kamen, una frase lapidaria, que voy a ir a buscar para copiarla aquí: "Otro defecto notable en la corte de Felipe II era su nivel cultural. Los embajadores venecianos la criticaron acerbamente por su ignorancia y falta de letras. En perspectiva, Madrid bien puede haber parecido menos cosmopolita que Londres, Blois o Roma." Dando por sentada la honestidad intelectual, creo que el comentario no refleja la realidad histórica y sólo se justifica en que ha faltado y falta mucha investigación sobre la historia cultural de España en los siglos XVI y XVII. Hay montones de lineas de investigación que no se inician, o cuando se hace, no trascienden. Hay probablemente un déficit educativo que incide en que no se valore la investigación en estos campos o no se fomente. Y como la investigación tampoco sale más allá de los canales muy especializados, eso influye probablemente en que la educación cada vez preste menos atención a ciertas áreas, y más a otras. La música antigua es quizás otro ejemplo de ello.
Muchas gracias por vuestros comentarios, que mejoran enormemente la entrada.